Esta frase la hemos escuchado en nuestra vida muchas veces, casi siempre refiriéndose a nuestra
muerte o partida de nuestra casa tierra
a la que será nuestro hogar definitivo.
Desde que existe la vida estamos conscientes porque así lo hemos aprendido, que
todo lo que empieza termina y que la muerte invento nuestro, tarde o temprano va a llegar.
Es cierto vas a tener
que partir pero no es el fin. Piensa que en
verdad vas a morir pero la muerte forma parte de la vida. Aquel que dio su vida por ti te lo asegura.
Si crees en Jesús debes saber que El venció a la muerte y resucito. Desde la fe, vemos que en la muerte unidos a Cristo también resucitaremos con Él.
Si te das cuenta únicamente somos nosotros quien resistimos
este hecho, pensamos que todo acaba aquí, y pasamos más de la mitad de nuestra vida, muriendo mucho tiempo antes, temblando aterrorizados. Cuando pensamos en ella nos angustiamos y
sufrimos. Tanto la resistimos que la
convertimos en nuestra enemiga, cuando es un paliativo para nuestro cuerpo
cuando este ya no puede más.
Si observamos a los animales, se acaban sin ningún drama.
Un tigre se deja conducir por la muerte
como un manso corderito por muy feroz que este sea.
Así pues en este caso LO
QUE EMPIEZA NO TERMINA.
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