DAR
Toda persona que te busca, viene a pedirte algo. El rico aburrido, la amenidad de tu conversación. El pobre, tu dinero. El triste, un consuelo. El débil, un estímulo. El que lucha, una ayuda moral.
Todo aquel que te busca, de seguro viene a pedirte algo. ¡Y tu te impacientas y te atreves a pensar que es un fastidio!
¡Pobre de ti! La ley escondida que reparte misteriosamente los dones, se ha dignado concederte el privilegio, el don, la prerrogativa de dar, porque tu puedes dar...
En cada hora del día tu puedes dar, aunque sea un sonrisa, un apretón de manos, una palabra de aliento...
Al dar te pareces al Señor, que es don perpetuo, difusión perpetua, regalo perpetuo. Deberías hincarte ante el padre y decirle: "¡Gracias , Padre mío, porque puedo dar! ¡Jamás pasará por mi semblante la sombra de una impaciencia!"
Amado Nervo
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